domingo, 7 de septiembre de 2008

Madeinusa e Indiana Jones: imaginarios en solfa

Fotograma de Madeinusa


Una semana ya, en mi nueva vida de antes... Siete días al límite de mí misma. Como si los temblores del cinturón de fuego del pacífico y los huracanes caribeños (ahora ya con nombres de hombre, mucho más lógico) pudieran suceder todos al mismo tiempo y en el mismo lugar. Dentro de mí...

Pero Perú sigue calmándome...Sigo procurando no volver de allí y lo estoy teniendo fácil. Para septiembre me organizaron una muestra de cine peruano.

El viernes empezó con Madeinusa. Me pareció una señal para seguir con el blog: esa peli era una cita pendiente. En Lima oí hablar mucho de ella. De la polémica que originó entre la intelectualidad. Pensaba que vería montones de peruanos y peruanas, pero parece que no son habituales del MACBA. La mayoría del público era cosmocatalanopolita. Supongo que muchos recientes o futuros turistas, algún cooperante y unos pocos artistas. La presentación fue demasiado larga y los que debían haber hablado más (la directora de la peli y un poeta quechua) fueron harto discretos al lado de los políticos. As usual.

La peli, ciertamente, no deja indiferente. Madeinusa es una adolescente quechua de un pueblecito de la sierra peruana. Está a punto de celebrarse el Tiempo Santo, los tres días que van de la muerte a la resurrección de Cristo, y la tradición dicta que durante esos días, con Dios muerto, nada es pecado. La comunidad se entrega entonces a todos los excesos, incluidos los sexuales... A todo esto aparece un joven geólogo de Lima tan ajeno a esa realidad, como cualquier guiri lonelyplanet. Madeinusa, que “encarna” a la Virgen santísima durante las procesiones, sustituyendo a las habituales tallas de madera (de ahí la foto), se prenda de los ojos claros del gringo limeño y prefiere perder la virginidad con él, que con su padre, el alcalde del pueblo que espera el tiempo libre de pecado para cometer un incesto como una casa. La escena del limeño vestido de Coronel Tapioca “tirando” con una virgencita de ojos rasgados y lágrimas postizas que apoya su manto contra una pared de adobe... es tan magnética e impagable... como chocante. Y a partir de ahí pasan más y más cosas...

Además del color y la luz de la imaginería católico-quechua, que la hace aún más tétrica y magnífica, los exteriores son alucinantes. Está rodada en Ancash, la región de Huaraz, y el cielo sale azulísimo, las nubes tan compactas que parecen pintadas, y casi se puede sentir como el amarillo de la puna, el agua de las lagunas y la nieve de los picos reflejan violentamente la luz del sol.

Ante el estreno de esta peli los/las intelectuales limeñ@s se dividieron entre los que la consideraban una manifestación artística perfectamente legítima y técnicamente intachable... y aquellos que la consideraban profundamente racista y arquetípica. Dos argumentos contrapuestos y razonables:

“esta propuesta adolece de irresponsabilidad política y social o es una celebración de la victoria del neoliberalismo en el Perú. Es irresponsable en cuanto refuerza y perpetúa la concepción sobre el mundo andino que precisamente justificó el genocidio indígena que la guerra interna provocó entre 1980 y 1995 en el Perú (…) Madeinusa forma parte del cargamontón neoliberal que quiere expandirse en los Andes que adopta valor por la existencia de yacimientos de minerales. Es decir, Madeinusa sería parte de una campaña que está buscando el aniquilamiento de una incómoda población en nombre de la mujer andina utilizando los prejuicios de siempre. No es mera coincidencia que en el Departamento de Ancash, lugar donde se filmó la película, la población indígena se resiste y lucha contra las corporaciones extranjeras que están explotando minas auríferas

“¿Por qué un artista andino puede usar el signo del incesto para retratar la violación de las prohibiciones en su sociedad y un artista limeño no puede hacer otro tanto?”.
Podéis seguir la polémica aquí, y aquí.

Comunicativamente hablando, me quedo con esta crítica de cine:
existen culturas más frágiles que otras al ser representadas distorsionadamente” (...); los imaginarios nunca son inofensivos y tienen mucho poder y reverberan en la mente con mayor fuerza que las evidencias más contundentes o que hasta la propia Historia. Y las ficciones generan imaginarios, forjadores eventualmente de ideas preconcebidas y de estereotipos, los que con el tiempo serían no imposibles pero sí difíciles de borrar y extensibles a regiones andinas de otros países, dado el prisma uniforme a través del cual Sudamérica suele ser observada (algo confirmado recientemente en la versión cuarta de Indiana Jones, producción donde descubro asombrado como peruano que en el Perú existen edificaciones no incas sino mayas o que las líneas de Nazca están en el Cuzco o que el mexicano Pancho Villa le habría enseñado quechua al célebre arqueólogo).”
En Perú también se lió con el estreno del cuarto Indiana Jones. La vi en el avión de vuelta a casa y el guión está real e insultantemente plagado de burradas geográficas e históricas. Me niego a creer que los equipos de documentación de la productora de Spielberg y Lucas sean tan zafios. Países y culturas milenarias son simplificadas intencionadamente para resultar aptos para el consumo masivo. Públicos globales alimentados con datos falsos proporcionados por un personaje demasiado viejo para andar dando saltos imposibles. Pero todo a un ritmo trepidante para que nadie pueda pararse a pensarlo... Más sobre Indiana Jones here. Por un arqueólogo de a de veras.

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