lunes, 8 de septiembre de 2008

La voz del desierto

Foto: http://www.transparencia.org.pe/


Si habéis leído hasta aquí, ya sabéis que al Perú modélicamente neoliberal le revientan las costuras de conflictos sociales, y que las empresas mineras están detrás de buena parte de ellos, casi siempre por los desastres medioambientales que provocan. En el post del 29 de agosto se hablaba de cómo la oposición a estas empresas acarrea males mayores, incluida la acusación de terrorismo, tal y como ha sucedido con 35 alcaldes, vecinos y trabajadores de ONG de Piura, al norte del país. Se les persigue por alentar una consulta vecinal para que la gente pudiera pronunciarse a favor o en contra de un proyecto de explotación de la minera Majaz. Todo esto después de que la propia Defensoría del Pueblo reconociera que Majaz ocupaba ilegalmente territorios de algunas comunidades campesinas...

Tenéis más información aquí, pero no es ésta la bulla que me interesa hoy, sino el papel que los medios de comunicación comunitarios tienen en historias como ésta. Ya os conté que a los empresarios mineros les ha dado por la comprar radios. También pueden intentar tumbarlas. Uno de los últimos ejemplos es Radio Cutivalú, La voz del desierto. Su misión declarada es “promover el desarrollo regional desde el desarrollo rural, a través de la producción y emisión de programas radiales educativos, culturales, recreativos y de capacitación”.

Radio Cutivalú no sólo apoyó la consulta vecinal en los distritos piuranos de Ayabaca, Pacaipampa y El Carmen de la Frontera. Además se negó a emitir un spot gubernamental del Ministerio de Energía y Minas (MEM) que pretendía evitarla con falsedades. El gobierno empezó a disparar contra la emisora por oponerse a la inversión privada y fue necesaria una campaña de solidaridad internacional para detener las amenazas.

Estuve con una de las responsables de Radio Cutivalú. Como casi todos los profesionales de medios comunitarios manejaba con soltura todos nuestros obtusos discursos sobre perspectiva de género, desarrollo y sostenibilidad...pero era capaz de traducirlos a formatos radiales entretenidos y cercanos a sus oyentes más humildes, y no tenía ningún empacho en reconocer que comunicaban para educar en la participación...Lamentablemente las ONG de casa nostra no han descubierto todavía el valor de estos medios... Claro está que nuestro sistema mediático no ofrece ningún referente válido. Y por eso seguimos pensando que los trípticos son comunicación.

La foto es de la consulta, faltaría más. Para ambientaros tenéis además, en youtube, un par de videos de la de Ayabaca.

¡Ah! Por supuesto Alan García expresó su sospecha que detrás de este ejercicio de democracia popular existiera una “conspiración extranjera para que el país no crezca”. Y por supuesto la mayoría de pobladores y pobladoras que participaron rechazaron los proyectos mineros.

Y Cutivalú, por si alguien se lo había preguntado, fue el primer indígena que en 1548 solicitó a las autoridades españolas la delimitación de su comunidad, San Juan Bautista de Catacaos, para lograr la propiedad de su territorio.

Corto y cambio.
Hoy empecé a trabajar y ya que me quedé sin tiempo para la poesía. Pero la recuperaré...

1 comentario:

Joan23 dijo...

Ya me pedirás trípticos, ya...