¿Hay alguien al otro lado o ya todo el mundo desapareció? Estoy en Huaraz. Donde empiezan Los Andes. En el Callejón de Huaylas, un valle-desfiladero entre las Cordilleras Blanca y Negra, siguiendo el río Santa, a
Esto es el paraíso para los que gustan de la escalada (andinismo aquí) y/o el trekking. Uno de esos sitios donde se concentran todos los Josespequeños del mundo, y donde los hombres menos afeminados hablan durante horas de la calidad y la textura de los tejidos. Aún con el sol espatarrante, a todos los guiris atléticos se les ve blancazos o rojazos (depende del tiempo que lleven) al lado de todos sus guías, asistentes, chóferes, porteadores… Este es el último sitio para alguien como yo. La antítesis de mi habitat natural ¡Si San Pere Mártir me parece el Everest! Pero por primera vez en mi vida le he encontrado la utilidad a mis botas de montaña, mi forro y mi cortavientos. Me faltaban los pantalones térmicos para no desentonar con el resto de fauna: por mis muslotes dentro de unos tejanos gastados parece que le he robado a alguien el equipo.
Abro paréntesis. Realidades paralelas en el mundo cyber: a mi derecha
Me encuentro como el culo. Todo va al ritmo de mi respiración, muy lento, tengo la boca seca , mareo, dolor de cabeza y fiebre...toooooooooooodo. Las ganas horribles de vomitar se me han quitado, pero no tengo fuerzas para mucho más que aporrear el teclado, y me está costando. Después de 7 llamadas finalmente mi seguro médico funcionó y me han atendido de urgencias sin pagar ni un sol, medicinas incluidas. Me había olvidado de que aquí no se venden por cajas , sino por unidades. Y si no curras en algo "formal"(los menos), no hay seguro médico. Así no hay gasto farmacéutico.
La parte buena es que el tratamiento del soroche es ibuprofeno y mate de coca (he descubierto la combinación de sustancias de mi vida), glucosa, chocolate e hidratos de carbono (galletas de chocolate por prescripción médica)... Lástima que no esté de humor para disfrutarlo. Para la infección fantasma, Ciprofloxacino. Ya he mirado todas las webs que hablan del soroche y de los edemas pulmonar y cerebral (mi hipocondría está bailando cumbia de contenta).
Pero antes de este mal de altura hubo otro. Como en la mayoría del mundo sur aquí también la ausencia de estado y la “flexibilidad” neoliberal se entienden divinamente con la informalidad absoluta (viven de ella, de hecho), y el transporte es uno de los sectores donde más se nota. Caótico y salvajemente competitivo, por carreteras en pésimo estado de conservación (o existencia). La diferencia respecto a otros lugares es que en buena parte del Perú las carreteras bordean los Andes, porque no hay ningún pueblo por debajo de los
No podéis ni imaginaros la cantidad de accidentes que hay. La crónica de sucesos de los periódicos lleva uno o dos diarios. Tanto es así que el Ministerio de Transportes ha tenido que montar la campaña “Tolerancia Cero” (lema multiusos) para tratar de evitarlos. Comprobar que los chóferes tienen carnet, permisos y seguros, o que los buses no se caen a trozos parece buena idea…si no fuera porque las empresas aprietan y los polis están acostumbrados a redondear su sueldo con “colaboraciones”.
De hecho… si no me gustan los aviones, ni los barcos, ni las carreteras imposibles, ¿por qué me voy a lugares extraños donde sé que tendré que tirarme de cabeza contra todos esos miedos? ¿cómo puedo decidir hacerlo si soy incapaz de decidir cosas tan sencillas como ir al gimnasio o apuntarme a inglés? Que alguien me lo explique, por favor.
Mensajito para José Pequeño: los Andes son para ti y no te demores mucho. El cambio climático se está comiendo los glaciares a bocaos. Apenas a dos kilómetros del Pastoruri se sube en bus (¿no pensarías que había hecho una caminata hasta los