viernes, 15 de agosto de 2008

¿Me dejo entender?

Foto publicada en Perú viajero y una de las que más he visto reproducidas


La agencia de investigación de mercados Ipsos-Apoyo, bajo el auspicio de Coca-Cola, ha realizado un estudio sobre la felicidad en Perú concluyendo que para el “peruano promedio” su buena salud emocional pasa por tener una actitud positiva, alta autoestima, practicar un deporte y respetar al prójimo. Parece que el 63% de los 300 peruanos encuestados declaró sentirse feliz.

El 15 de agosto del año pasado hubo un terremoto en este país. ¿Alguien se acuerda? Fue de 7,9 grados en la escala de Richter, uno de los más fuertes en el mundo desde 1990. En Lima el mar se retiró 10 metros y durante algunas horas hubo alerta por posible tsunami latino. Ica y Pisco han vuelto a ser hoy el epicentro, pero de la indignación: un año después han salido a protestar, porque apenas si se han retirado los escombros. ¿Los de Coca-Cola habrán encuestado a alguien de los que todavía siguen viviendo en tiendas de campaña y en casitas de plástico? ¿O no serán ellos peruanos promedio?

¿Queréis saber cual fue la contribución al país de Telefónica? Los teléfonos dejaron de funcionar. Los celulares perdieron la oportunidad de justificar su existencia salvando vidas, y los teléfonos rojos de la poli y el ejército se murieron. El gobierno le hizo una auditoria a nuestra multinacional y comprobó que fue la inversión insuficiente la que provocó el colapso. Vendió y vendió celulares con su publicidad estresante, pero confió en que la mayoría de abonados no tuviera dinero para llamar: si todos lo hacían al mismo tiempo era imposible garantizar el servicio. Pensad en eso la próxima vez que leáis sobre sus cifras de beneficios.

Por su parte, el teletubbiestado peruano imitó el modelo de Nueva Orleans y probó a privatizar también la reconstrucción. Podéis imaginar que la corrupción y la ineficacia se han comido la ayuda. La interna, la externa y la marciana de haberla habido. Algún tiempo después la organización Jubileo Sur se preguntaba cómo era posible que aún con el desastre sin gestionar el gobierno pagara puntualmente sus 13 mil millones de soles de deuda externa mientras el Instituto de Defensa Civil disponía sólo de 18 millones para la prevención y atención de desastres, y el Instituto Geofísico del Perú tenía sólo 20 sismómetros. Y eso con Perú en medio del Cinturón de fuego, 40.000 kilómetros de herradura en el Pacífico donde se concentra el 85% de la energía sísmica mundial.

Como ya expliqué en algún post anterior, al ladito de la zona aún devastada la agroindustria sigue trabajando a toda máquina. Las exportaciones iqueñas pasaron de 715 millones 219 mil dólares en el primer semestre de 2007 a 788 millones 763 mil dólares en similar período de este año. Explotación intensiva de uva, espárrago y aguacate, sobre todo. Los empresarios del agro dicen que generaron 48 mil puestos de trabajo. Los pobladores dicen que esos puestos de trabajo son precarios y mal pagados y que en ellos se sustenta el milagro agroexportador del Perú neo. Ellos apuestan por un plan de desarrollo regional que promueva la pequeña y mediana agricultura que es la única que garantiza la calidad de vida.

Creo que este reporte de aniversario ha jodido mi buena salud emocional. ¿Me dejo entender?

Tengo chico nuevo en casa: Martin. De apellido alemán impronunciable. 24 añitos y futuro profe de biología. Bechita está en DF y Ibis en Colombia. Estoy de anfitriona en Lima. Té collons.

1 comentario:

Jordi de Miguel dijo...

¿Será esto La Doctrina del Shock?